Desde hervir a fuego alto hasta servir en un tazón poco profundo, estos son los errores que tenés que evitar cuando preparas tu avena:
- Leche = bondad cremosa – La clave para obtener un tazón de avena cremoso y no pegajoso es usar suficiente agua. Cocinar avena en la leche tiende a hacer una avena más espesa y pegajosa. Hay que cocinarla en agua, y después agregar la leche si lo desea.
- Dejalo rasgar – Después de que el agua hierva, agregá la avena y dejá que hierva a fuego lento o medio-bajo. Si se cocina a fuego demasiado alto, el fondo se va a quemar.
- Cocinar según tus preferencias – Cuando agregás la avena al agua determinás la consistencia que va a tener. Si hierve el agua y después agregás la avena, va a quedar más texturizada. Si la agregás al agua fría y que después hierva, va a salir más cremosa.
- Utilizá un tazón hondo – ¿Alguna vez comiste avena fría? Si pones tu avena en un recipiente poco profundo, se va a enfriar antes de que la termines. Elegí un recipiente hondo para que mantenga mejor el calor.
- Limpiar la olla – Apenas sirvas la avena, agregá en la olla detergente y agua caliente, y dejala así. Se te hará mucho más fácil limpiarla después.